Las irritaciones y lesiones de la mucosa gástrica, así como las úlceras de estómago, son causadas por el exceso de ácido gástrico, que no puede ser mitigado suficientemente y por lo tanto ataca la mucosa gástrica y causa daños duraderos.
Por esta razón, es particularmente importante observar algunas reglas básicas importantes al alimentar a los caballos con estómagos sensibles:
1. Suficiente forraje de la mejor calidad
2. Largos tiempos de alimentación y cortos períodos de descanso sin alimento
3. Primero forraje, luego pienso concentrado
4. Alimentación según las necesidades, suplementación específica con alimentos minerales
5. No más pienso concentrado de lo necesario
6. Observar los horarios de alimentación
7. Apoyar a los caballos con estómago sensible con suplementos y/o alimento complementario según sea necesario.
Para que el propio caballo pueda mitigar el ácido en el estómago, necesita suficiente forraje de la mejor calidad. El forraje debe tener color verde, oler bien y ser rico en estructura, pero no debe ser leñoso. Debido a la estructura, es decir, la fibra cruda, el caballo tiene que masticar, y así produce saliva.
La saliva tiene pH alcalino. Por eso previene la hiperacidez en el estómago. Dado que el caballo, a diferencia del ácido gástrico, que se produce constantemente, sólo produce saliva cuando come, los tiempos de alimentación deben ser lo más largos posible. Deben evitarse las pausas de más de cuatro horas para comer.
Si el caballo recibe alimento concentrado, éste debe dividirse en tantas porciones como sea posible a lo largo del día. La digestión del alimento concentrado conduce a la formación de ácido. Por lo tanto, es importante alimentar el pienso concentrado sólo después de que se haya dado el heno. De este modo, la carga ácida adicional en el estómago puede ser mitigada mejor por la saliva ya existente. Además, el alimento concentrado se consume más lentamente, lo que además produce más saliva.
Así el caballo puede digerir mejor el alimento concentrado. Dado que el tracto gastrointestinal del caballo no está diseñado para la digestión de grandes cantidades de alimento concentrado, se debe tener cuidado de asegurar que el caballo no reciba un alimento concentrado que exceda sus necesidades. Por lo tanto, no se debe alimentar con piensos más concentrados de lo necesario.
Para evitar las deficiencias de nutrientes y sus posibles consecuencias negativas, la alimentación del caballo debe complementarse con piensos minerales de forma selectiva y de acuerdo con las necesidades. También debe tratar de respetar los horarios de alimentación, ya que los caballos se acostumbran a ellos y se adaptan a ellos.
Si la alimentación se retrasa, los caballos suelen reaccionar con estrés, lo que aumenta la producción de ácido estomacal. Dado que esto no puede ser mitigado por la ingesta de forraje, el resultado puede ser la irritación de la mucosa gástrica.
Si se conocen problemas estomacales agudos o si el caballo tiene un estómago sensible, se debe ayudar al estómago o a todo el tracto digestivo del caballo. Para que el caballo siempre tenga algo que masticar, es aconsejable ofrecer heno en redes de heno de malla estrecha. Esto significa que el caballo está más ocupado absorbiendo el heno, lo que aumenta los tiempos de alimentación y la producción de saliva.